Esta tarta se la he visto a Lidia (Atrapada en mi cocina) me encantó, porque la mezcla de queso y chocolate me parece irresistible, también porque es una tarta fría y tengo el horno averiado, es la cuenta para mi, ya solucioné el postre para este fin de semana.
Notarán en alguna de las fotos, que las manos que aparecen, claramente no son las mías; he tenido la gran ayuda de "mis bizcochitos" que siempre están dispuestas a meterse en faena y además se les da muy bien todo lo culinario ¡Las quiero hasta el infinito y disfruto tanto, con y de ellas!
Ingredientes:
150 gr de Galletas escachadas (puse unas francesas de mantequilla)
125 gr de Mantequilla derretida
125 gr de Azúcar
600 gr de Nata
300 gr de Queso en crema tipo Philadelphia
175 gr de Chocolate blanco
175 gr de Chocolate negro
7 hojas de gelatina
Derretimos la mantequilla y trituramos las galletas; hacemos una pasta mezclando los dos ingredientes (😍 Ayyyy esas manitas 😍)
Forramos un molde desmoldable con papel vegetal y los bordes con acetato. Extendemos la pasta de galleta, alisamos el fondo y mantenemos en la nevera.
Derretimos los chocolates por separado.
En un caldero, mezclamos la nata, el queso crema y el azúcar y calentamos hasta que se haga una pasta lisa y sin grumos.
Hidratamos las hojas de gelatina, las escurrimos y las añadimos a la nata, mezclando bien.
Esta preparación la dividimos en dos recipientes.
A uno de los recipientes le añadimos un chocolate blanco y al otro el chocolate negro.
Sacamos el molde de la nevera y procedemos a rellenarlo de la siguiente manera: Ponemos en el centro sin esparcir 5 cucharadas soperas de chocolate negro y a continuación en el mismo centro 5 cucharadas de chocolate blanco y así sucesivamente, alternando los chocolates y siempre en el centro, hasta acabar.
La mantenemos en la nevera al menos de un día para otro.
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