Hace unos días me comentaba mi amigo Julio, que su abuelita hacía un caldo de fréjoles tan bueno que todavía después de los años, perdura en su memoria el sabor de ese manjar exquisito; y es que su abuela, natural de Negueira de Muñiz, elaboraba el caldo a la antigua usanza, con mucho mimo en pote de hierro y con fuego de leña, y no solo eso, sino que además todos los ingredientes eran de su huerto que utilizaba según la temporada; los derivados del cerdo, por supuesto, también de la zona.
Agradezco a Julio que me haya acercado a la cocina familiar de su casa con esta maravilla de caldo, que nunca había hecho y desde aquí rindo mi homenaje a su abuela y a todas nuestras abuelas.
No pongo cantidades, mejor a gusto del cocinero, dependiendo de la cantidad de comensales, aunque mejor siempre quedarse largo....no nos pesará.
Ingredientes:
Judías verdes
Costilla salada de cerdo
Panceta curada
Lacón curado
Soá
1 puñado de Fabas de Lourenzá
Papas medianas
Chorizos
Morcillas
La noche anterior ponemos a remojo las carnes saladas y las fabas.
En un caldero amplio ponemos abundante agua a cocer con las carnes desaladas y las fabas escurridas, dejando cocer todo durante al menos unas dos hora (no hace falta echar sal)
Al cabo de este tiempo incorporamos las judías cortadas y las papas tronchadas y dejamos cocer media hora más, para añadir entonces los chorizos y morcillas.
Estará listo cuando hayan pasado treinta minutos más.
Colocamos las carnes en una fuente, el caldo en un caldero de barro y listo para degustar ¡Buen apetito!
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